¿Tu trabajo es divertido como darle de comer a un caracol?, ¿sientes que esa chispa de emoción que existía se perdió en el retrete de tu empleo?, ¿piensas que tus jefes son una crápula de momias que hacen ver a Mun-Ra como un adolescente con acné? Entonces estás sufriendo el síndrome del "Trabajador desanimado y haragán que está hundiendo a la empresa", mejor conocido en Recursos Humanos como "sujeto de potencial despido".
Pero, ¿cuándo tus amiguis del Ajo te han dejado sólo, a tu suerte? Jamás. Por eso y tras años y años de hacernos güeyes, decidimos decididamente ayudarte con una amplia baraja de temas con los que podrás impresionar a tu querido tratante de esclavos (a.k.a jefe) y así, dejar el mar de la mediocridad para que brilles cual lucero matutino en el cielo vespertino.
1.- "Jefe, usted está muy guapo": Cuidado, este tema lo tienes que abordar con tacto, sobre todo si en la oficina todavía no saben que eres gay o si sí lo saben, no querrás que todos piensen que te quieres ligar al patrón (fuchi).
Si hay algo que le encanta a tu jefe es que alguien considere que tiene perfil griego y aspecto nórdico, aunque tenga nariz de perico y su cuerpo parezca olla de tamales. Recuerda, las mentiras blancas hacen reír al niño dios.
2.- "Jefe, ¿cómo ve?, pinche selección": Otro clásico. Primero hay que estar seguros que al negrero de tu patrón le guste el fut, si no, ni lo intentes. Segundo, la "Decepción" mexicana de futbol es un blanco fácil de crítica. Si no juegan mal, es porque entre los jugadores se andan bajando las viejas o porque tragaron sopita de letras vitaminadas con clembuterol.
Si el Tri viene de arrollar a una nación como Isla Guadalupe o la selección Gay de Arabia Saudita, no olvides llegar a la oficina con tu camiseta verde. ¡A los jefes les encantan esas muestras de nacionalismo!
3.- "Jefe, ¿ya supo?": "Los chismes y oficina" son un sólo concepto en sí, como lo es "tacos de mercado y mugre". Y si hay alguien interesado en meter la nariz en todo, ese sin duda alguna es el hombre que firma tu cheque de nómina.
Al jefe dile de cualquier movimiento que ocurra cerca de tu receptáculo, desde lo relevante a lo abstracto para mantenerlo cautivo. Dile que Perengano se está clavando la nomina e infla los viáticos como si fuera un globo aeroestático. O recuérdale que Zutana tapó el baño con una tanga. No falla, tu te convertirás en su TVNotas.
4.- "Jefe, usted, tan generoso". Pedirle un aumento al cacique de tu oficina puede ser más difícil que encontrar el certificado de primaria de Gloria Trevi. Por eso, primero que nada, tienes que adular las cualidades (inexistentes, claro) de filántropo que tiene el mero mero. Que si dona el cambio en el Oxxo o que le regala sus calzones usados a los orfanatos. Lo que sea.
Cuando tu patrón ya se sienta entre la Madre Teresa y Güicho Dominguez, es momento de soltar suavemente el sablazo. Dile que el dinero es para mantener a tu familia, que no conoce ni la carne y viven del Kilo de Ayuda que venden en Wal-Mart. Ojalá pegue, campeón.
2 comentarios:
el de jefe ya supo es un clasico :p
Nunca falla.
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